Julio, Tu luz seguirá iluminando nuestro camino

Julio Acosta Arango

“Sobre la amistad se ha escrito mucho y se han dicho muchas cosas, pero en realidad por mucho que se escriba o se diga, solo se podrá decir algo cuando se vive la experiencia de una amistad profunda y verdadera, la amistad no admite calificativos.

Hoy quizás reflexionando sobre la oportunidad de haberme encontrado con Julio con mi ingreso a la universidad Eafit hace más de 23 años volvimos a disfrutar la amistad.

Desde muchos años atrás tuve la oportunidad de trabajar con julio en la Corporación Amigos de Eafit, en donde en todo momento, siempre, con un optimismo sin límites y un liderazgo contagioso, sabía dar aliento necesario para seguir adelante.

Con absoluta seguridad, muchos de quienes lo conocieron sienten que fueron cercanos a él, porque reunía las condiciones esenciales que suelen tener los muy buenos amigos: escuchar atentamente, dialogar, compartir ilusiones, respetar y valorar las diferencias.

Tu dedicación al servicio, y tu deseo de ayudar a los estudiantes necesitados, son verdaderamente inspiradores. Fuiste un soñador, siempre buscando nuevas oportunidades, como la becas, que han cambiado vidas y abierto puertas.

Gracias por tu compromiso inquebrantable y por ser un ejemplo de generosidad. Tu pasión por servir a los demás nos motiva a seguir tus pasos.

Tu presencia iluminaba nuestras vidas y tu espíritu solidario siempre fue un faro de esperanza para todos los que tuvimos la fortuna de conocerte. Nos has enseñado a soñar en grande, a luchar por nuestros ideales y, sobre todo, a tender la mano al necesitado sin esperar nada a cambio. Tu legado de bondad y sueños compartidos permanecerá en nuestros corazones por siempre…  Julio, te recordaremos como ese maravilloso líder que siempre nos alentaba a seguir adelante y continuar no obstante los obstáculos, que en ocasiones se presentan, como también todas aquellas personas que lograron cambiar sus vidas gracias a tu intervención”.

Fabio Zuluaga Ramírez, Miembro Junta Directiva, Corporación Amigos de Eafit

De la solidaridad genuina
“No se me ocurre una manera mejor de recordar a Julio Acosta Arango (1939-2024) que como un hombre ético y solidario. Una persona que conjugó el verbo de servir a los otros sin muchas ínfulas, pero con total vehemencia. A muchos nos extendió su mano solidaria sin que el resto se enterara, en el silencio del vínculo humano, que es el único terreno donde prospera genuinamente esta virtud.

Lo conocí como vicerrector general de la Universidad EAFIT, institución a la que se entregó con pasión y de la que fue egresado de su primera promoción. Su compromiso con la vida universitaria como maestro, directivo, egresado y estudiante parecía tener un norte que procedía de una convicción que lo movía desde sus entrañas. Para él la educación debía ser el punto de partida de una sociedad con igualdad de oportunidades, en la que nadie se quedara atrás por el simple hecho de no tener dinero. Muestra de ello es que hasta sus últimas horas estuvo dedicado a promover un fondo de becas entre estudiantes y egresados, con el que no solo permitió estudiar a muchos, sino que también promovió desde allí una actitud ética que nunca disminuyó su intensidad.

La semana pasada, a pocos días de su muerte, me repetía que era necesario insistir en la importancia de forjar nuevos liderazgos, que no olvidaran la solidaridad en busca de sus propios ascensos y que respetaran al otro en su propia dignidad, que es el destino compartido que tenemos como humanos. Aunque la energía vital se apagaba con los años, la llama de su causa parecía más vigente que nunca. En su memoria, ante su humanismo y sensibilidad, el compromiso es no dejarla apagar y que brille aún más vigorosa en tiempos de crisis.”

Simón Pérez Londoño, Politólogo, Universidad Eafit, Miembro Junta Directiva, Corporación Amigos de Eafit

«Sin duda, el Doctor Julio Acosta fue un hombre excepcional y admirable en todos los aspectos de su vida. Le agradecemos infinitamente por dedicar su vida al servicio de los demás, especialmente por el amor y la dedicación que entregó a los jóvenes y al futuro de nuestro mundo.

No existe una forma suficientemente perfecta para agradecerle todo su apoyo, pero tenga la certeza de que continuaremos su legado y lo recordaremos para siempre»

Ana María Jiménez Quintero, Estudiante Becada Ingeniería de Diseño de Producto, 7mo semestre

“Muchas gracias Dr. Julio Acosta por permitir cumplir mi sueño y el de mi familia de ser una profesional.”

Valentina Gil Peláez, Estudiante Becada Ingeniería Civil, 10mo semestre

“Tengo un profundo sentimiento de agradecimiento por todos los actos que el Doctor Julio Acosta hizo por mí y por muchos jóvenes.”.

Samuel Martínez Arteaga, Estudiante Becado, Ingeniería de Sistemas, Segundo Semestre

“Julio era una persona que transformó la vida de muchas otras personas para bien.”

Daniel Alejandro Córdoba, Estudiante Becado Ingeniería Física, 8vo Semestre

“Siempre lo recordaremos. Fue una persona maravillosa. Siempre con una sonrisa y con un SI para lo que pudiera colaborar.”

María Adelaida Posada Arango, Egresada Administración de Negocios 1980

“Julio ha dejado una huella, una enseñanza. Un gran ser humano.”

Diana Triana, Egresada Becada, ingeniería de Procesos

“Julio fue sin duda un hombre de admirar, pero más que eso, el arquitecto de los sueños y vidas de muchos de nosotros y de los jóvenes que vendrán en un futuro. Muchas gracias Don Julio por entregar su vida al servicio de los jóvenes que esperamos continuar su legado de solidaridad, de contribuir a que otros tengan esa gran oportunidad que se nos ha dado. Gracias por creer en nosotros.”

Sharif Velásquez, Exbecado

Un Eafitense químicamente puro.
“Químicamente pura es la sustancia que todas sus partículas son idénticas y tienen una composición constante y definida.

Julio Acosta Arango. Un eafitense de verdad y tiempo completo, que representó y seguirá haciéndolo desde el cielo lo que Eafit, el gran amor de su vida, significa para la sociedad y para quienes tenemos el privilegio de ser sus egresados y empleados.

No hay método de educación más poderoso que el ejemplo. Ninguna tecnología supera el ejemplo de respeto por todos y por los objetivos de los adelantados que decidieron fundar a Eafit. Julio siempre supo que había sido privilegiado por qué se le había dado la oportunidad de estar en lo más alto de la organización, pero que estaba allí, en hombros de los gigantes que en 1960, cuando él ingresó como estudiante, para cumplir con los propósitos de quienes fundaron, con una inusual capacidad de ver el futuro, a Eafit.

Fue infinito su ánimo para que hagamos algo útil para que la sociedad sea mejor y para que Eafit sea un referente para ella. Con una incansable disposición a aprender, a oír más que a hablar, una inquebrantable certeza que estaba para servir y no para ser servido, exento completamente de soberbia y afán de protagonismo, tanto que muchos no saben ni sabrán todo lo que hizo silenciosamente para que Eafit fuera grande.

Estoico ante las ofensas y capaz de convertir el malestar humanamente entendible que eso implica, no en alimento para el desquite, sino en deseo y en energía para construir más y mejores cosas. Eso se aprende en casa y luego se ejerce como ciudadano de verdad.

Su oficina siempre abierta y sin barreras para escuchar y luego orientar y ayudar. Su influencia fue tan poderosa, que Eafit terminó pareciéndosele a él y a su oficina, siempre luminosa, grata y abierta, así como él.

Fiel a la iniciativa privada con utilidad pública y a los principios que fundaron la universidad, pero no para escribirlos en monumentos y discursos, sino para que sean materiales útiles para construir el país que los colombianos se merecen.

Tuve el privilegio que fuera mi jefe y más aún un amigo. Siempre confiando y apoyando, más que vigilando. Ir a su oficina era un delicioso riesgo de pasar mucho tiempo, porque el asunto que me ayudaba a resolver lo hacía en minutos, pero luego eran los largos y valiosos momentos para contarme lo que él había aprendido, de los fundadores de Eafit, de su vida laboral o del libro que estaba leyendo. Ir a su oficina era ir “un poco” a trabajar, pero “un mucho” a aprender. Por eso nunca dejó de ser mi jefe y sigue siéndolo de otra manera.

Personas como él y los fundadores hicieron a EAFIT de material resistente, al tiempo que nosotros debemos pulir con nuestro comportamiento, para que brille y sirva de guía para los demás. Muchos han pasado y pasarán por Eafit, pero algunos como Julio Acosta nunca se irán porque se volvieron parte de ella.”

Juan David Escobar Valencia, Egresado Ingeniería Civil 1987, Profesor, área de Política y Desarrollo, Universidad Eafit